El perfume es el mejor de los excesos
Se dice comúnmente que todo en exceso
es malo, y yo me pregunto ¿es realmente dañino el exceso de perfume?
Y aquí deberíamos diferenciar dos
cosas: perfumarse en exceso, o tener muchos perfumes.
Lo primero, puede molestar a los
demás, y eso si hay que cuidarlo, porque mi libertad, termina cuando comienza
la del otro, eso hay que tenerlo bien en claro para una sana conviencia. Lo segundo,
puede ser un hobby, un capricho, un gusto, pero que, si no hago locuras como
endeudarme, quitarle a otro o algo parecido, no daña a nadie, y es desde mi
punto de vista, un exceso permitido, como coleccionar perfumes.
Un
verdadero fanático de las fragancias considera un pecado arrojar un frasco
vacío a la basura.
Podría ser para él sería algo así como un acto de
locura, un delito; porque seguramente los guardará como pequeños trofeos, que querrá
conservar para siempre.
Además, en la tipología de este
aficionado, está quejarse constantemente porque su líquidos se acaban muy
rápido, aunque tiene miles perfectamente ordenados en estantes y asegura que se
siente incompleto sin ponerse perfume al salir, e inclusive, al estar en su
propia casa o ir a dormir, ni hablar si se trata de una cita, sería cuestión de
volver sobre sus pies si olvidó por alguna razón totalmente extraña, colocarse
el amado elixir.
El fanatismo llega a su pico al
momento de comprar un perfume: entrará a la perfumería con comentarios sobre
todas las fragancias, mostrándose como un verdadero experto en las historias e
ingredientes de los aromas y pasará horas eligiéndolos, probándoselos, pidiendo
orientación a los vendedores, etc. Inclusive, se probará y se irá sin comprar,
solo para comprobar la persistencia de los que le hayan gustado en su piel. Es
después de todo, un experto en la materia y por lo tanto debe ser respetado como
tal.
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